miércoles, 8 de noviembre de 2017

LA MAÑANA EN EL CINE







La noche anterior se acostaron sabiendo que al día siguiente nos iríamos al cine.
Y así fue. Almorzamos como habitualmente, e inmediatamente se van dispersando por sus habitaciones para ponerse el vestido
se salir.
La carretera de salida del Hospice está fatal como para que venga el microbus de Maiti a buscarnos, por lo habíamos
quedado en la carretera principal que está a unos 800 mts.
Caminamos en fila como una serpiente multicolor. Llegamos antes de la hora prevista. Tenemos que esperar 10 minutos.
Son unas chiscas acostumbradas a esperar siempre durante toda su vida, por lo que diez minutos no son nadas.
Llegan las 10 y media de la mañana, hora prevista para que viniera el bus.
Pasan 5 minutos... empiezo a desesperarme, pues el cine no espera por nosotros.
10 minutos... tampoco.. Llamo por fín a la persona que me había confirmado la hora y me dice que no va a poder mandar ningún bus... Entro en cólera occidental. ¿Que hacemos? Coger un bus local.. Todos van llenos y no entramos los 17 que nos vamos al cine.. La enfermera que nos acompaña tiene una buena idea. A unos metros de donde estamos, están aparcados microbuses ( así les llaman, cuando en realidad son furgonetas con asientos ).
Nos metemos en él. 17 más el conductor y el cobrador... En el camino se van apuntanto más. Creo que hasta el momento en que llegamos a la sala de cine seríamos 24... Apiñados evidentemente... Voy delante con el conductor y una de las chicas, que tiene una idá brillante.
A mí como occidental no se me hubiera ocuurido.
Le pregunta cuanto nos cobraría por recogernos en la puerta del cine y llevarnos de vuelta a casa.
No llega a los 18 euros. Firmado se queda. Nos deja su teléfono y le llamaremos 30 minutos antes de la salida.
En la puerta del cine nos espera Bipan, al que he invitado a venir. Van a ver una comedia. Así al menos saldrán contentas.
Compro las entradas y me excuso para no ver la peli. Me aburriría tremendamente. Ya he visto muchas. Vista una... vistas todas...
Les esperaré a la salida y nos iremos a comer a un restaurante donde previamente lo tenía apalabrado, de forma que cuando salieron de la peli bajaron una planta, se sentaron y en menos de cinco minutos ya estábamos comiendo. En este caso un plato de chaowmein con pollo bañado con un zumo de múltiples frutas.
Como siempre comen con las manos, verlas coger los cubiertos, me resulta chocante.. No saben comer espaguetis. Es verdaderamente cómico observarlas.
Nos hacemos una foto de grupo y bajamos en ascensor. Se cumplieron mis previsiones. Asustadas del movimiento que produce el ascensor, con el agrabante que es de cristal, por lo que para ellas la tierra se mueve, y no el ascensor...
Lo que no querían subir ni por asomo son las escaleras mecánicas.
En la calle, un tráfico horroroso...y el microbus en la puerta... como debe ser.
Vuelta a casa.
A las tres de la tarde ya estábamos recogidos...
Rmato el día comprando, cerca de casa, 5 kgs de naranjas y otros tantos de granadas.
Desde que llegué a Gokarna no he probado la fruta... ni ellas tampoco.

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