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Ya recuperado físicamente y cuando ha sido posible sacar a las más pequeñas de excursión, nos hemos ido al zoo de Kathmandú. Un autobús que tenía contratado nos esperaba cerca de casa y hasta allí nos hemos acercado, en perfecto orden. El bus no era muy grande pero sí suficiente para que los 30 que éramos pudiéramos sentarnos. Siempre es una aventura viajar en estos mamotretos tan ruidosos e incómodos. Ni aire acondicionado ni calefacción. El escalón primero de todos los buses está más o menos a medio metro del suelo. Es evidente que nunca pensaron en los niños, las personas con movilidad reducida y los más mayores. La gran mayoría de los nepaleses es una población bajita y menuda, por lo que todo está adaptado a su realidad. En Europa ningún autobús de estas características estaría autorizado a circular.
Todas las niñas que vinieron, disfrutaron del traqueteo del bus hasta llegar al zoo. Llegamos los primeros al recinto por lo que loes columpios y toboganes los tomamos al asalto. Un disfrute total. Y ya nos pusimos en marcha para ver los animales. Si la ley de Bienestar animal pasa por aquí... se lo cierran.
Las condiciones de encierro son absolutamente deplorables, siempre por las comparaciones que hago con occidente. Nadie de entre las más mayores hizo comentarios negativos. Es así. La calle en determinados lugares es igual de deplorable. Tigres, monos, hipopótamos, jabalíes, rinocerontes viven como en la deteriorada ciudad que les acoge.
Nos paramos a comer en un restaurante que hay dentro del parque. Allí repusimos fuerzas con la comida y lo rematamos con un helado.
Antes de marcharnos nos pasamos por un pequeño parque de atracciones donde el disfrute fue total. Se desató la locura en cuanto hicieron uso de estas mínimas atracciones.
Fue una mañana muy divertida.
Espiritual Garden, lo hacen llamar.
Completamente diferente a lo que se respira detrás de las rejas.
Pero tenía que volver al jardín, y así lo hicimos. 32 éramos. Allí nos encaminamos pues está solo a 10 minutos de donde ellas viven. Nos hicieron una visita guiada por el mismo. Muy interesante cada uno de los rincones, e impresionante su restauración. Tendré que volver con más de ellas. Y como nos quedaba tarde nos fuimos caminando hasta la gran stupa de Bouthanath. Un largo paseo. El tiempo nos respetó. No llovió ni hizo calor. El sol se ocultaba tras unas nubes protectoras.
Antes de llegar a casa nos paramos en un popular supermercado y arrasamos. Les había prometido un helado y así lo hicimos. 32 personas de golpe, les debimos romper los esquemas.Uno de los empleados con una cesta metálica la fue llenando según peticiones. Siempre nos lo pasamos bien.
Hoy sábado día 7 teníamos previsto salir con otro grupo.... pero los últimos 5 días he estado encerrado en la habitación pues una fiebre viral, eso me dijo el médico en el hospital, se me ha metido en las entrañas. Fiebre diaria y que no podía ni quería hacer nada. Hacía años que no tenía fiebre. Concretamente desde la Naviad del 2005!!!!. Creo que mañana domingo retomaré mi vida normal.
Las niñas todas han crecido y se manifiestan como mujercitas. Las más pequeñas ya han empezado el colegio y se comportan de otro modo al de años anteriores. Más responsables diría yo.
En Backtapur me encontré con una noticia triste. El año pasado Uttam me contó que en un control rutinario le diagnosticaron un cáncer de riñón. Se lo tuvieron que estirpar. Solo tiene un en funcionamiento, pero el destino ha querido que todo se complique. El cáncer se ha expandido a los pulmones y al hígado. Su hija y sus sobrinas han vuelto a Nepal con la excusa de pasar las próximas festividades en familia. La realidad es la que es. El cáncer se está extendiendo rápidamente y no paraece que haya una pronta solución. Si la hubiera sería un milagro. Uttam es el hermano de Vidya, mi gran amiga y consejera que falleció el 2020.
La vida ha de continuar. Viva la vida.
Dos día más tarde tuvimos una salida con chicas mayores, hasta 45. Nos fuimos al cine, después de una lacrimógena peli terminamos en un res...
