El último día de Octubre amaneció espeso. Nubes grises cobrían el cielo, y ni la corona del sol se dejaba ver.
Ya el día anterior había previsto una vista a Boudhanat, tambiena habia previsto no coger la bici.
Los caminos están impracticables, llenos de charcos y barro. No quería caerme ni embadurname de barrro por lo que me monté en un bus local. Bus para nepaleses. Pequeño, con poco sitio paara sentarse y con un pasillo apto solo para delgaditos.
Les encanta tener música durante el viaje. Altísima....
Y con los baches... ni que decir tiene que un viajecito así es de tortura... Pero pobres ellos y ellas que lo han de soportar todos los días de su vida.
Entro en Boudha. Veo que finalmente la estupa ha sido restaurada como originariamente lo fue, ya que con el terremoto los ojos de buda terminaron por los suelos. Los monjes que tienen dinero se lo han gastado bien gastado....
Comienza a chispear y me refugio en un bar a tomarme un te con leche. Bien calentito....
Sigue la lluvia y he de comprame un paraguas. No quiero empaparme cuando me ponga a dar vueltas por la estupa.
Boudha con esta lluvia de sirimiri se baña de silencio, ya que son pocos lo que se atreven a caminar, auque haya unos cuantos tibetanos y tibetanas que limpian lor rodillos de oración que rodean la estupa.
Nada tiene que ver este extraordinario lugar con lo que ocurre en el exterior.
Dentro paz y tranquilidad....En la calle tráfico infernal, ruidos, pitidos....
Estoy esperando que se sequen los caminos para poder utilizar la bici....
Mañana será otro día.
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