miércoles, 25 de octubre de 2017

SATTIGATTHA



A pesar de derrotador que pasé el día anterior  y de un descando relativo : calor y un ruidoso ventilador y un aparato de aire acondicionado productor de ruido ensordecedor, que lo apagué en el minuto uno,  me levanté con energías suficientes para enfrentarme al día venidero.
Dejé el hotel a primera hora de la mañana y con mi mochila acuestas terminé en la Transit Home de Maiti en Kakarvita, donde ya me hospedaré hasta el último día.
Ya me tenía mi bici preparada para acercarme a Sattigata. Una gigantesca bola roja en el cielo caldeaba el ambiente. Gracias a la proteccion de las nubes el sol no se comportaba como a veces sabe.
Esta situación me permitió que el camino hasta el destino final fuera agradable, ayudado por el terreno que es totalmente llano y circulando entre extensas plantaciones de té. Un verde eterno....
Me fuí en contrando con diferentes familias a lo largo del camino, con ofecimientos de té, agua, zumos, etc. Que por cierto todo sirvió para hidratarme convenientemente.
Por los caminos salían gentes para saludarme y que les hiciera fotos.
Fuí a visitar a Ashmita, una niña parapléjica que vive en un lugar aislado y entre mucha pobreza, A Sirjana que el año pasado intentamos ayudarle en una operación de estrabismo pero que aún no ha terminado el proceso. En enero ha de volver al hospital... y así sucesivamente. Muy, muy interesantes todos lo encuentros.
En el Hospice de Sattigata donde tan gratos momentos he disfrutado en estos últimos años,  sentí un tremendo vacio  al sentir el silencio, y la falta de ruidos. Con las chicas en él lo llenaban de vida. Sin ellas es tristón.... Soy conciente que vivir en este lugar es duro. Calor y humedad horrorosos en verano, lluvias torrenciales en época monzónica... y lo que es peor, .... infraestructuras sanitarias : lo peor de lo peor...por lo que en momentos críticos de salud las probabilidades de sobrevivir se reducen enormemente. Egoístamente quisiera que volvieran... pero por su bien han de quedarse en un lugar más seguro como es Kathmandú.
Veremos.....

Antes de emprender vuelta a Kakarvita me encuentro con una joven guapísima que no reconozco en la distancia. Me voy acercando y viendo la sonrisa y sus ojos la reconozco sin duda.. dios mío como cambia el tiempo a los seres humanos.
La conocí correteando por los campos de arroz y ya se ha hecho mujer.
Sus abuelos murieron en este último año y vive sola con su madre en una casa aislada del resto del pueblo
Es una buena estudiante. Esudia en la cercana Kakarvita, y todos los días se hace 5 kms de ida y otros tantos de vuelta, con sus propias piernas...
Me dice que quiere seguir estudiando. Lo tiene que dejar ya que el bachillerato se imparte muy lejos de su pueblo, y no quiere dejar a su madre sola.....durante meses.... Pobre....
Han sido unas intensísimas 4 horas de humanidad desbordante. Tengo que volver en un par de días para despedirme de toda esta sufridora gente..

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