Dejé el hotel a primera hora de la mañana y con mi mochila acuestas terminé en la Transit Home de Maiti en Kakarvita, donde ya me hospedaré hasta el último día.
Ya me tenía mi bici preparada para acercarme a Sattigata. Una gigantesca bola roja en el cielo caldeaba el ambiente. Gracias a la proteccion de las nubes el sol no se comportaba como a veces sabe.
Esta situación me permitió que el camino hasta el destino final fuera agradable, ayudado por el terreno que es totalmente llano y circulando entre extensas plantaciones de té. Un verde eterno....
Me fuí en contrando con diferentes familias a lo largo del camino, con ofecimientos de té, agua, zumos, etc. Que por cierto todo sirvió para hidratarme convenientemente.
Por los caminos salían gentes para saludarme y que les hiciera fotos.
Antes de emprender vuelta a Kakarvita me encuentro con una joven guapísima que no reconozco en la distancia. Me voy acercando y viendo la sonrisa y sus ojos la reconozco sin duda.. dios mío como cambia el tiempo a los seres humanos.
La conocí correteando por los campos de arroz y ya se ha hecho mujer.
Sus abuelos murieron en este último año y vive sola con su madre en una casa aislada del resto del pueblo
Es una buena estudiante. Esudia en la cercana Kakarvita, y todos los días se hace 5 kms de ida y otros tantos de vuelta, con sus propias piernas...
Han sido unas intensísimas 4 horas de humanidad desbordante. Tengo que volver en un par de días para despedirme de toda esta sufridora gente..
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