lunes, 25 de noviembre de 2013

UN RAYO DE SOL

Las mañanas son frias y hasta que los rayos de sol no comienzan a lanzar calor sobre la ciudad, hay que abrigarse convenientemente.
Bufandas, gorros, guantes .. nunca sobran a quienes las tengan.
Siento frío cuando les veo que su calzado son unas simples chancletas o cuando una toalla para abrigarse.
Casas, colegios, oficinas... carecen de calefacción. Siempre tienen frío. Siempre están moqueando.
Cualquier resquicio de sol es utilizado para entrar en calor. Un ardiente té les calienta al menos las entrañas.
Con los primeros rayos de sol me dirijo a Gokarna. Los dos últimos días he estado en casa despidiéndome de la gente.
Me tengo que despedir de todos los niños, niñas y mujeres que allí habitan y que me han colmado de atenciones, durante toda la estancia.
Son la 8 de la mañana cuando atravieso la puerta de entrada. Allí están. Los pequeños con sus uniformes de colegio, preparados para irse a la escuela. La mayores sentadas al sol recibiendo la energía del astro rey.
No quiero alargar mis últimos momentos. Les aviso que en 10 minutos he de marcharme.
Los peques me van dando flores. Uno por uno. Unas flores húmedas por el rocío. Las mayores me pones el tika y dos collares de flores. Intento contener la emoción, pero los ojos se nublan.
Mantengo la sonrisa y con un simple namaste y un beso al aire me despido de todos hasta una próxima ocasión.
Según pasan la horas vuelvo a sentir que el calor corre por mis venas, pero la tristeza sigo sintiédola.
He de irme para poder volver otra vez.

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