No he sido el autor. No estaba en ese momento, pero soy capaz de describirlo. Hacía frío. La niebla era intensa. El silencio de la plaza se rompía con las el tañir de alguna campana, que las mujeres hacen sonar en sus ofrendas religiosas. Los niños con cara descompuesta, corrían para combatir el frío y no por tener prisa para llega al cole. Los repartidores de yogurt se apresuraban para cumplir con sus pedidos. Una hora más tarde salió el sol. El silencio se rompió y las montañas del Himalaya se dejaban ver en la lontananza.
Diario atemporal de experiencias vividas en Nepal. Vaya mi homenaje a todas las ausentes y que la lectura de estas historias por parte de vosotros/as les hagan sentirse vivas y queridas donde quiera que estén.
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3 comentarios:
Bendita niebla que tiene el privilegio de acariciar los templos y las gentes de Bakhtapur.
Maldita miseria que no logra dar calor a los cuerpecitos fríos de sus habitantes más desvalidos.
La imagen de aquel magnífico lugar sumido en la niebla es increible. Creo que he visto pocos sitios tan fascinantes.
Pero la realidad de vivir cada día acaba por superar a la poesía.
Es una enorme putada la situación en la que vive tanta gente, para que nosotros podamos disfrutar todas las mañanas de una ducha caliente y un desayuno que a ellos quizá les valdría para toda la jornada.
El mundo está mal repartido, -eso decia mi madre- Qué pasaría si pudieramos repartir el mundo según
las necesidades de los más déviles...??? Que la mitad del mundo, andaría como loco comprandose su certificado de "inútil vitalicio"...
En fin, que no nos queda otra que seguir siendo solidarios con los que a falta de un buén desayuno, se conforman con un té caliente.
Saludos
Gabriela
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