martes, 1 de noviembre de 2022

CUATRO AÑOS DESPUÉS







Hace más de 10 días que dejé la polvorienta, ruidosa y contaminada ciudad de Kathmandú, con dirección al sudeste de Nepal y frontera con India : Kakarvita.

Nada más más bajar la escalerilla del avión se siente el cambio de temperatura. La azafata nos había anunciado que la temperatura exterior era de 31 grados nada más y nada menos. Una humedad considerable, por lo que la sensación de calor es mayor. Viniendo de los 18 grados de Kathmandú la diferencia es notable. Parece como si hubiese cambiado de continente.

Serán unos días intensos y muy diferentes a la vida de la ciudad. Vida rural con ausencia de ruidos y contaminación. Por primera vez en casi dos años no voy a llevar mascarilla durante una semana. Por cierto... una sensación extraña, la de no llevarla.

Muchos reencuentros emotivos. Han pasado 4 años y muchos cambios de han producido en la gente, en el paisaje y muchas ausencias. La dificultad de la vida rural ha hecho que toda una generación de jóvenes hayan abandonado sus hogares hacia unos destinos en busca de sustento para sus familias. Los pasises del Golfo son los que se nutren de esta mano de obra ansiosa de trabajar y ganar dinero. Todo muy lejos de sus sueños : Son paises que practican el esclavismo moderno. Otras opciones no tienen.

He pasado la mayoría del tiempo con unas niñas acogidas en Maiti, y han sido unos días muy divertidos para ellas y para mí. Sobre todo para ellas que han salido de la rutina diaría. Henos jugado con globos, hemos paseado por las plataciones de té, hemos hecho ejercicio en una especie de jardín con aparatos para hacer gimnasia, he jugado al ajedrez con una de las niñas ( y me ha ganado...), les enseñé a hacer una totilla de patatas y al día siguiente, me prepararon una para desayunar : la mejor tortilla del mundo.

Se que se acostó pensando en que me iba a hacer una tortilla, por cierto fue la que me ganó al ajedrez.

También tuve la oportunidad de asistir, después de cuatro años a la ceremonia del Bahi tika, en la que la hermana nepalí me va a desear larga vida y prosperidad. Es una ceremonia plasmada de simbolismos, que a mí se me escapan... para ellos es una de las festividades más importantes del mundo hindú. Otros hermanos participan del evento. No pudimos comer nada hasta que finalizó la misma.

Me he podido mover en bicicleta. Unos paseos maravillos entre plataciones de té. Llano total. Me crucé con 







pocos coches o motos. Tuve dos pinchazos en dos días.No es difícil encontrar alguién que repare el pinchazo. Es increible lo baja que está la mano de obra. Me costó el arrego : 20 cétimos de euro!!! sí, 20 céntimos.

Han sido siete días muy intensos y diferentes a lo que se vive en la ciudad. Me costó mucho el despedirme y sentí pena por la marcha. Siempre es así. No temino de acostumbrame.

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