jueves, 7 de noviembre de 2013

EL LUNES AL SOL




En medio de la festividad de Tihar, he decidido pasar el día en el pueblo. Son muchas las amistades que han ido forjándose a lo largo del tiempo. Todos son extremadamente pobres; pobres de solemnidad que ofrecen lo poco que tienen , todo ello aderezado con mucha amabilidad y sonrisas.
El segundo dia de mi estancia me encontré con Bobita, a quien conozco desde que tenia 16. Un día se casó y se fue a vivir a Kathmandu y han pasado 4 años sin verla. Sentimos una alegría inmensa al reencontrarnos.
Ya tiene casi 30 años y un pequeñajo de 3.
Me invito a su casa a desayunar. 
Hoy ha sido el día!!!. Nos hemos hecho fotos con toda la familia y amigos y como siempre sucede cuando invitan a alguien a comer te dejan solo o se sientan a tu lado viéndote comer.
Es su forma de ser amables y de respetar al invitado.. Eran las 9 de la mañana cuando me metí entre pecho y espalda un generosos Dhal Bhat. Pretendían que me bebiera una cerveza, por cierto calentita.
No tuve mas remedio que negarme.
Mi religión no me permite tomarme una cerveza caliente... y menos a las 9 de la mañana.
Continué visitando casas, tomándome tés y más tés. Haciendo fotos, que ciertamente son unos apasionados de las mismas.
Hoy lunes, después de una semana, el sol se ha dejado ver, prácticamente desde el amanecer, por lo que el calor aprieta como es habitual en este periodo.
Con la bici y bajo un sol de justicia me acerco a la orilla del río Mezzi, que hace de frontera natural con India. Alli vive Ashamita, la chica hemipléjica que vino a recibirme el primer día y que su madre la trajo en silla de ruedas.
Desde las cercanías siento que esta cantando. Con el timbre de la bici siente que alguien llega y desde lejos grito un Namaste. Se calla. Me ha reconocido por la voz. Siento que se ha puesto contenta.
La casa es de madera, construida en medio de un bosque de bambú y palmeras.
La pobreza rezuma por todos lados.
La madre la prepara para las fotos con un ramillete de flores.
Suena con tener un móvil. 
La he traido un bote de champú, unas pulseras, un perfume y unos chicles.
Ashmita quiere que la regale un móvil te tenga cámara de fotos. Se que en Kathmandu tengo uno nuevo que tuve que comprar el ano pasado. Como tengo que enviarla fotos tomadas en el día de hoy, la propongo mandárselo junto con ellas y cual es mi sorpesa que su madre me dice que no. Que cuando vuelva la próxima vez se lo entregue en mano.
No quiere la frialdad de un simple paquete. Quiere que su hija reciba el regalo de mis manos.
Si... va a esperar un ano hasta que pueda traerla el móvil, y que solo podrá usar como maquina de fotos o para escuchar música. No hay buena cobertura.
Una persona mas que va a contar los días y sonara que en algún momento en sus débiles manos tendrá un móvil.
Tengo alguna excusa para no volver?????
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Después de que estas lineas fueran escritas el lunes pasado, ayer jueves decidí comprarla un teléfono en Kakarvita. Ya se lo he entregado. La cara de felicidad que puso, no tiene precio.

2 comentarios:

Hamster pesimista dijo...

¡Pues en vez de un cine, un móvil!

Un abrazo, suerte y ánimo.

Anónimo dijo...

Eres un repartidor de felicidad!
Un besazo, Patri

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