miércoles, 25 de noviembre de 2009

TODO SEA POR UN DIA DE TRANQUILIDAD

El lunes 16 de Noviembre tenía la necesidad de pasar un día conmigo mismo, y hasta descansar. En casa retrasaron el té matinal. Las 8, 30 de la mañana fué el momento en que sonaron golpecitos en la puerta y Vidya trayéndome un humeante té.
El teléfono movil lo apagué. La mañana amaneció fria y con nubes bajas, que la hacian algo desapacible.
Me cogí un libro y mi maquina de fotos, con un objetivo definido : descansar.
Este año 2009 se ha abierto el Palacio Real al público como museo. Tenía interés en ver como ha vivido la familia Real. Es un palacio de estructura moderna. Múltiples habitaciones para los visitantes, salas de reposo, salas de reuniones de embajadores, dornitorios de la familia real, sala de regalos, todo ello con un mobiliario “demodé” y nada que ver con las formas de vida de los nepaleses.
Tenía intereés en ver el lugar donde tuvo lugar la masacre de Junio de 2001. Me informaron del lugar. Allí me dirigí, y cual fue mi sorpresa al ver que ese histórico lugar había sido desmantelado, a los pocos días de los asesinatos.
Un plano indicaba donde se encontraban los edificios, y en la tierra lineas de ladrillos indicaban la superficie de las mismas. Me llevé una gran desilusión. Los hechos sean luctuosos o no, forman la historia de los paises de la tierra, y este episodio ha sido borrado de un plumazo. No muy lejos del palacio real, hay unos jardines, donde se respira tranquilidad :The Garden of Dreams ( El Jardín de los sueños ). Son unos jardines de estilo francés, que en medio de una ciudad caótica como Kathmandu, producen una cierta sorpresa. Están bien cuidados, se respira tranquilidad y el ruido de la ciudad se siente algo alejado.
Me senté en un rincón donde divisaba todo el jardín y a todos sus visitantes, incluidos enamorados nepalis, ocultos en el bullicio de la ciudad pero que en los bancos del Jardín de los Sueños, llegan a abrazarse.
Una cerveza fresquita me acompañó en mis pensamientos. Un día de resumen y de apaciguamiento, donde pude poner los pensamientos en orden. De vez en cuando un rayo de sol atravesaba las nubes y cambiaba de color a las múltiples flores del jardín.
La tranquilidad la continué mientras degustaba una maravillosa pizza, hecha en un horno de leña. Nadie en el restaurante! Solo los pajaritos de la terraza me acompañaban.
La noche llegó pronto, y el peso un libro entre mis manos y la pesadez de los párpados me llevaron sin remisión a los brazos de Morfeo.

1 comentario:

niebla dijo...

La Historia siempre suele olvidarse a golpes de maza.

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