El primer día que me pasé por Gokarna para ver a las chicas del Hospice me fijé que la comisaría de la policia de tráfico también había sido vandalizada. No quedaban ventanas y los muros estaban ennegrecidos por el humo.
Me preocupé por ellos pues el año pasado me ayudaron con un sucedido, que me vi involucrado. Tendría que volver para interesarme por ellos.
El año pasado me dejé olvidado el móbil en un taxi. Me dí cuenta mientras estaba tomando un té en un pequeño bar donde me aconsejaron que me acercara a la policía. Así lo hice. Llamaron a mi teléfono por si el conductor respondía. No había respuesta. Nos acercamos al lugar donde el taxi me había dejado para ver que cámara apuntaba en esa dirección y sabiendo la hora aproximada de mi llegada podrían reconocer el taxi y su matrícula.
El tiempo pasaba. Visionamos las pantallas dentro de la comisaría, y nada !!! Suena un teléfono; es el taxista que responde a las insistentes llamadas. La agente le dice que deje el teléfono en una comisaría cercana a donde estuviera. Minutos más tarde un agente se marcha en moto a recogerlo a la comisaría que indicaron al conductor.
Como agracedimiento, al día siguiente les llevé una tarta, y cuando me despedía les dejé dos cajas de bombones.
La segunda vez que pasé este año, la comisaría la habían cambiado de color. Los habitantes del pueblo ayudaron en la reconstrucción, reposición de mobiliario y pintura interior y exterior.
La agente Yashoda me ha contado que pasaron mucho miedo y que no tenían capacidad de respuesta ante tal marabunta. A los que allí trabajaban no les ha ocurrido nada malo. Durante varios días no llevaban uniforme por temor a represalias. Dice que por las noches no descansa bien en su casa, ya que temen vandalizaciones. La cierra a cal y canto.
Cuando entraron en las comisarías se llevaron armamento e incluso uniformes. Las armas no han sido recuperadas. Evidentemente no están en buenas manos.
Con Yashoda compartimos teléfonos y me despedí de ella hasta la próxima.
Camino del Hospital para la consulta de fisioterapia, y bajo una intensa lluvia veo que en uno de los laterales de la carretera hay un hombre tirado en el suelo. Dos personas se paran y lo miran, me acerco para ver si respira. En una mano y en el suelo hay sangre. Le muevo y no responde. En la ceja tiene una buena brecha sangrante. La gente se para, y comenta que hay que llamara la policía. Dicho y hecho, llamo a Yashoda y se lo cuento. En un par de minutos aparecen dos agentes de moto ( sin casco !!! Nepal es así ). Me agradecen la llamada y le reaniman. Tenía una meropea del 4. Pudieron ponerlo de pie y alejarlo de la carretera. Le dejaron sentado junto al muro de una casa, donde no se mojaría.
Buscaré si me encuentro alguien por el pueblo, con una brecha en la ceja derecha. !!!!
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