Pasada la euforia de los primeros días todo ha vuelto a la normalidad y a la realidad. Las lluvias van reduciéndose y día a día el sol se apodera de la situación. Se van secando las calles embarradas. Los charcos van reduciéndo su volumen de agua acumulada. Estamos esperando que este periódo monzónico termine para poder hacer cosas fuera con las niñas y mujeres. Hemos tenido que suspender actividades pues las previsiones de lluvia eran altas y salir con niños pequeños bajo la lluvia es complicado, teniendo en cuenta que ninguno de ellos está preparado para la lluvia. Sería una locura comprar 100 paraguas... para qué?. Esperaremos que todo pase y podamos hacer cosas fuera. Ir al cine, ir de picnic, ir al zoo o al parque de atracciones...
Mientras tanto he tenido diferentes encuentros con diferentes niñas, que ya se han hecho mujeres y se están buscando la vida y sufriendo la realidad. Es muy interesante charlar con ellas, contándome como es su día a día y como han de luchar para sobrevivir. Siempre en unas condiciones precarias.
En el día de ayer me encontré con una de ellas que ya ha terminado su carrera de medicina y está ejerciendo de doctora en un hospital cercano a su domicilio. La conocí con 4/5 años y ya se ha hecho mayor. En medio de la charla empieza a contarme un episodio de su vida que es muy interesante.
Con dos años fue acogida en Maiti Nepal. Nunca conoció a sus padres y nunca supo sus nombres ni su origen étnico que es algo muy importante en este pais. La etnia te marca para siempre.
Siempre la recuerdo diciéndome que tenía recuerdos del pueblo donde vivió, pero muy vagos. Desde que tiene uso de razón está intentado averiguar su origen y poder cerrar el círculo de su vida.
En estos días viajó a su pueblo con su hermana. Encontró su colegio y lo más sorprendente es que el director del colegio seguía siendo el mismo y pudo reconocerlas a las dos. Parece ser que fue un encuentro muy emocionante. A partir de ese momento comenzaron las sorpresas. En la ficha del colegio descubrió que tenía un nombre diferente y supo como se llamaban sus padres. Descubrió que es de una etnia diferente a la que siempre le dijeron. Casa por casa fueron preguntando por sus padres y práticamente en todas ellas sabían quienes eran ellos. Se volvieron con la promesa de los vecinos de buscar fotografías y así poder poner cara a sus progenitores. Solo les falta esto para después de 27 años descubrir quienes les dieron la vida.
La casa donde vivieron no existe. Me ha dicho que en el momento en que pueda comprará ese terreno y se construirá una casa. De esta forma echará el cierre al círculo de sus vidas. Me ha parecido una historía de película...que esperemos tenga un final feliz.
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