Un minuto después de esta foto comenzó la peor parte de este tipo de viajes.
La despedida.
La mañana amaneció con una espesa niebla que se podía mascar, con la consiguiente fría humedad de este fenómeno meteorológico.
Todas las chicas se vistieron para la ocasión.
Es siempre un momento muy difícil para mí y para ellas. Verlas con lágrimas en los ojos, me rompe el corazón.
Me pusieron un collar de flores y me desearon un buen viaje a casa.
Volví a Kathmandú con la bici. Entre la concentración durante el pedaleo por las calles llenas de baches y el fresco de la mañana pude soportar el dolor de la despedida.
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